martes, 28 de octubre de 2008

¡ESTAMOS DE FIESTA!


El sábado 1º de noviembre, estos chicos recibieron por primera vez a Jesús Eucaristía:

Ulises Juan Manuel Albornoz
Celeste del Mar Díaz
Santiago Nicolás García Pascuale
Gastón Eloy Díaz
Micaela Daiana Ovejero
Agustina Belén Caastelnuovo
Natalia Yanina Sosa
Guadalupe Julieta Bertinez
Victoria Manón Chamorro
Gimena Jackeline Juárez
Iara Dambra
Brenda Piccini
Eliana Marcela Porreca
Rocío Elizabeth Chamorro.
Kevin Javier Velázquez Porreca
Fernando Piccardo
Gian Luca Di francesco
Tatiana Melián
Franco Agustín Aranguez
Alexis Nahuel Gaitán Rodríguez
Lucas Sebastián González
Sebastián Alberto Pereyra
Federico Fabián Juárez
Cristian Rodrigo Ricca
Anabella Giselle Rodríguez
Brenda Elizabeth Mierez
Macarena Yasmira Leguizamón
Magalí Tamara Leguizamón
María Sol Daneri
Ayelén Estefanía Catena
Macarena Jesabel Rodríguez Ludueña
Laura Micaela Orlando
Rocío Anahí Trussi
Cintia Romina Báez
Dalila Victoria González
Paula Tedone
Hernán Andrés Rodríguez
Nahuel Ezequiel Alfonzo
Facundo Leonel Dieguez
Daiana Ayelén Romero
Andrea Guadalupe Ramírez
Diego Gabriel Jascovich
Gabriela Analí Jascovich
Gonzalo Vagnini
Micaela Anahid Rodríguez
Merlina Beatriz Rodríguez
Florencia Belén Villar
Leandro Exequiel Aquino
Rosario Chaparro
Martina Posco

Nos alegramos y festejamos con ellos.

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viernes, 17 de octubre de 2008

Hechos y gestos

En estos días se han producido dos hechos en nuestra parroquia. Dos hechos que son delictivos, pero que nos ha demostrado el Amor de Dios.
Nos robaron el equipo de audio que estábamos usando para la misa. Y además a Mauro, catequista, guitarrista "oficial" y colaborador de nuestro espacio en la Web, le robaron su bicicleta. El que sufrió ese tipo de robos, sabe la desazón que eso causa, cuando es el medio que le permite que el sinnúmero de tareas que tiene, pueda cumplirse con celeridad.
Pero Mauro supo sacar lo bueno de lo malo y escribió esta carta a los catequistas de la parroquia, que supieron compensar la pérdida, regalándole una nueva bicicleta.
La publicamos para que nos vayamos conociendo y para que aprendamos a dar gracias a Dios aún en los momentos de zozobra.

A los catequistas de La Parroquia:
“Acá” sí acá, aunque afuera esté lloviendo, acá en mi corazón, el sol está brillando.
Es que me conmueve el amor de Dios, tan grande, inmenso, infinito. Sé que nada de lo que tengo, nada de lo que soy, nada de lo que hago serán merecedores de este amor. Y sin embargo, Dios se entrega igual por nosotros. Y en su hijo Jesús nos revela su rostro de amor crucificado por nosotros. Sacrificio que no merecíamos, pero así es el amor misericordioso de Dios. Todo lo supera, todo lo abraza y todo lo transforma.
Hoy Señor, quiero darte gracias, por la comunidad de hermanos que me regalaste, gracias porque juntos participamos de tu Ser, de tu proyecto, y de a poco nos vas moldeando y nos vas dando la forma. Aquí están los catequistas, tus pequeños hijitos, están cargando a sus espaldas la Cruz de tu Amor, con empeño siempre firme, para adelante, dedicando tiempo y esfuerzo en custodiar y transmitir el gran tesoro de tu Palabra, y gracias a tu Espíritu. Parece que nada los detiene. No los detiene el enemigo, que quiere infiltrarse, que quiere colarse, que quiere meterse para robarnos materialmente lo que en realidad nunca podrá quitarnos, que es la grandeza de tu amor. Sí, es que cuando tus hijitos brillan con la Luz de Cristo que no les pertenece, y en esa constancia y en esa esperanza de que cada fin de semana vale la pena anunciarte, él se manifiesta para intentar frenarnos. Y podrá haberme quitado la bicicleta, pero no me quitó mis pies para caminar y llegar a tu casa, y podrá también quitarnos el equipo de sonido, pero no nos quitó nuestras voces para hacernos oír, y celebrar la Santa Misa. ¡Qué tonto que fue! Porque otra vez ganó la fuerza de tu amor. Porque otra vez mi corazón palpita y salta emocionado al ver en este gesto de hermanos el rostro de tu amor. Yo este gesto no lo merezco, mi trabajo como el de ustedes, simplemente es una respuesta a la llamada de Jesús, quien con cariño ha mirado nuestras vidas para que echemos las redes. Nuestro trabajo no debe ajustarse al modelo de premios y castigos, ni siquiera de reconocimiento. Porque no es así la pedagogía de Dios. Si así lo fuera ¡Ay de nosotros! Sin embargo, y como decía al principio, la Cruz de Cristo tampoco la merecíamos, pero con orgullo la cargamos sobre el pecho y en el día a día. No se merece, pero se recibe, se acepta, agradece y se procura progresar y adentrarse en su misterio. Así también hoy recibo este gesto de sus manos. Y queridos catequistas, de todas formas, no me alcanzarían las palabras para agradecerles que se hayan preocupado por mí, y hayan gastado su tiempo y su dinero en este regalo. Quiero que sepan que para mí el mayor premio es saber que cuento con la certeza de su cariño, de una comunidad que cada día me recibe con los brazos abiertos y que me acompaña, apoya y confía en cada paso que doy. No necesito nada más.
Les deseo a cada uno de ustedes, que el Espíritu Santo derrame mucha fuerza en sus corazones, para que juntos podamos seguir construyendo una comunidad que se asemeje cada día más a Dios, comunidad perfecta de amor.

Un abrazo fuerte desde el corazón. Mauro.

miércoles, 1 de octubre de 2008

SE NOS FUE GUSTAVO


“Dejarse herir… ”
es también decir adiós
A través de estas simples líneas queremos acercar nuestro reconocimiento a la labor de nuestro ex seminarista Gustavo, quien con mucha dedicación y esmero acompañó en este corto tiempo a nuestra comunidad Cristo del Perdón. Gustavo ha decidido abandonar el seminario diocesano para dedicarse a buscar otro estilo de vida consagrada, más conforme a la llamada de Cristo que una vez sintió su corazón, y a la cual respondió generosamente.
Y entonces nos preguntamos… ¿Cómo es el llamado dentro del llamado? ¿Cómo es replantearse una vida de entrega y servicio? ¿Acaso será que Aquel a quien bien conocemos y proclamamos, volvió a meterse en su vida para transformarla?
Cuando el techo comienza a temblar y los pilares ceden bajo su fuerza, no quedan más que escombros de lo que alguna vez fueron proyectos y sueños de vida. Así es la voluntad del Señor, misteriosa e impredecible. Voluntad que buscamos desde lo más profundo de nuestro ser, pues una vez comprendimos que sólo en ella alcanzaremos la verdadera felicidad. Y aunque cueste y sea doloroso volver a reconstruir las piezas, es la gracia de Dios la que nos acompaña y fortalece. Es esta gracia también la que nos santifica, y como un susurro nos revela que el cacharro de nuestra vida posee la misión más importante: contener a Cristo para que otros lo encuentren, y con Él la vida eterna.
¿Y te acordás Gustavo cuando alguna vez dijiste que para encontrarse en el silencio con Dios es necesario “dejarse herir por la Palabra”? Dejarse herir por la Palabra es entregar el barro de nuestra vida cada vez que el Alfarero lo disponga. En el día a día, abrazando el madero y muriendo para abandonarse en las manos del Padre. Para nosotros, “dejarse herir por la Palabra” es también respetar tu camino, tus tiempos, y decirte un “hasta luego” para que continúes buscando y encontrando a Jesús, en cada poro de tu alma, y así ilumines con esa luz que no nos pertenece, a todos aquellos a quienes el Señor ponga en tu camino.
Pero no lo olvides, las huellas por pequeñas y efímeras, no se borrarán, y el Cristo del Perdón -ese que se encomienda a la voluntad del Padre- te estará esperando siempre con los brazos abiertos y las manos traspasadas, para que volvamos a compartir con Kuqui en secretaría algunos mates aguados y amargos: esos que hablan de alegría y encuentro.

Un abrazo muy fuerte en Cristo Jesús por el amor de María. Que el Espíritu Santo te acompañe en tu discernimiento y en cada paso que des en el polvo de las huellas del Crucificado.

Comunidad Cristo del Perdón