¡Y terminó el retiro!
Todos queríamos retrasar el momento de la despedida. Buscábamos al otro para darle el abrazo que le demostrara cuánto habíamos disfrutado de su compañía. Y seguíamos dando vueltas buscando nuestras cosas… y encontrábamos a otro y volvíamos a abrazarnos… y repetíamos los abrazos…
Pero –como nos dijo la hermana Fernanda– las puertas de la Iglesia están abiertas. Tenemos que salir porque nuestra misión está afuera. Vamos a darle a la vida todo lo que se nos dio en este encuentro. Pero será distinto. Ahora llevamos dentro nuestro y acompañándonos en el camino, a todos y a cada uno los que compartimos el retiro.
A nuestros compañeros catequistas que no participaron del encuentro, cualquiera fuera el motivo, queremos decirles que estuvieron con nosotros en todo momento, que los comprendemos y los amamos. Ya le vamos a trasmitir personalmente todo lo que experimentamos, pero sepan que ya se lo estamos transmitiendo a través del espíritu y de la Oración.
Estamos elaborando una reseña y procesando las fotos (son muchas) para que, cada vez que las miremos, volvamos a sentir la misma sensación de alegría y de entrega.
¡Hasta el año que viene!