(de la Homilía del padre Américo: 10/1/10)
Cualquier persona puede bautizar en caso de necesidad.
Si por ejemplo hay un chiquito que está por morir sin bautizar, cualquiera puede echar agua sobre su cabeza diciendo: “Yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”… y lo habrá enviado al cielo.
Y cuando el que lo bautizó muera, ese chiquito será quien le abra la puerta.
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